La pick up argentina rindió examen en El Calafate, donde fue presentada la gama 2017. El recorrido incluyó caminos de tierra, ripio, arena y hasta un paso por un lago.
Gastón Vanini, enviado especial a El Calafate. Con una agenda de tres días, el evento de lanzamiento de la Nueva Amarok (gama 2017) de Volkswagen en la provincia de Santa Cruz incluyó -durante la segunda jornada- una travesía con las pick ups, la cual se inició en el Glaciar Perito Moreno (donde hicimos el recorrido de las pasarelas y almorzamos) y terminó en la ciudad. Compartí con tres colegas una unidad con equipamiento Highline, motor 2.0 TDI de 180 CV, caja automática de ocho marchas y tracción integral 4 Motion con diferencial central Torsen.
Los cambios aplicados al exterior son pocos pero efectivos. Lanzada por primera vez en 2010, la Amarok ha llevado bien el paso de los años. Quizá eso explique el leve restyling, que incluye nuevo paragolpes con estilo horizontal y flamante parrilla cuya terminación varía según la versión de equipamiento. Además, las ópticas con LED estrenadas por la Ultimate ahora son de serie en la Highline, que también cuenta con nuevas llantas de aleación de 18”. Las versiones 4×4 ahora tienen los flamantes calcos “4 Motion”, mientras que en la parte trasera todo continúa igual. En síntesis, la Amarok sigue siendo moderna, atractiva e imponente. Aunque como siempre ocurre en términos de diseño, la opinión es subjetiva.
El periplo nos permitió probar la pick up en situaciones con variadas exigencia. Y a la marca le brindó la posibilidad de demostrar una vez más las cualidades de su producto, que desde 2010 es fabricado en el Centro Industrial Pacheco. Porque el restyling de la nueva gama es sólo estético, no modificó el funcionamiento de un modelo que se destaca por el equilibrio entre el comportamiento en ruta, ciudad y off road.
Volviendo a la acción, el recorrido comenzó con un tramo de unos 50 kilómetros (de los que manejé unos 25) por la ruta de montaña del Parque Nacional Los Glaciares, donde la Amarok se sintió a sus anchas en el asfalto con buen estado y con curvas y contracurvas.
Es su sello el comportamiento dinámico ejemplar (similar al de un buen auto rutero), incluyendo el buen comportamiento de las suspensiones, la precisión de la dirección y las mínimas inclinaciones de la carrocería en las curvas, así como la lograda insonorización del interior y el buen espacio para cuatro pasajeros.
Por su parte, el motor diésel biturbo con cuatro cilindros, 180 caballos de potencia a 4000 rpm y 420 Nm de torque entre 1750 y 2250 revoluciones, continúa demostrando que tiene empuje de sobra. Y es aún más seductor cuando se combina con la caja ZF con convertidor de par, tres embragues y ocho marchas, la cual encuentra siempre el cambio ideal (lo hace de manera casi imperceptible) para ganar eficiencia o elevar las prestaciones, según la necesidad del conductor. En la nueva gama también incluye las inéditas levas en el volante (sólo para la Highline), que permite realizar los cambios manualmente, lo que brinda una sensación deportiva. Vale aclarar que dicha función es impulsional, ya que cuando el cuentavueltas llega a la zona roja, la caja hace los cambios de forma automática. Acompaña la tracción integral 4 Motion con diferencial central Torsen, que brinda aún más cualidades dinámicas, otra exclusividad de la chata de VW.
A todo eso se le suma la presencia de las nuevas butacas delanteras, duritas, con generosa sujeción lateral y ¡cojín extensible!, conjunto que invita a encarar viajes largos. Encima, la Highline cuenta con regulaciones eléctricas (también para el asiento del pasajero) que ayudan a encontrar más rápidamente una buena posición de manejo. No es novedad, en la Amarok se viaja como en un Vento.
Salimos del asfalto y comenzamos la aventura off road. Para eso, desconectamos el control de estabilidad y activamos la tecla “mágica” Off Road, la cual permite aprovechar todas las bondades de la camioneta. Incluye el ABS Off Road, que varía la calibración del antibloqueo para reducir las distancias de frenado en superficies desparejas como tierra, ripio o arena. También pone en funcionamiento los controles de ascenso y descenso. Este último permite bajar una pendiente sólo comandando el volante, ya que el vehículo se encarga de elegir la velocidad –muy baja- frenando de forma autónoma.
El recorrido off road fue en una estancia e incluyó caminos de tierra y ripio, superficies desparejas donde la Amarok sacó a relucir la acertada puesta a punto de las suspensiones. Porque se la siente muy robusta pero a la vez manteniendo esa cuota de confort que la caracteriza. No castiga al cuerpo y brinda seguridad ante obstáculos como pozos, lomos y cunetas.
También tuvimos la oportunidad de subir pendientes, situaciones en las que el motor se luce por su fuerza, tal es así que invita a acelerarlo aún cuando estamos llegando a la cima. Junto con la eficiencia de la caja automática y el sistema de tracción integral, escalar es tarea sencilla.
Para los casos extremos, la Amarok tiene una novedad: el bloqueo mecánico de diferencial trasero, el cual se activa manualmente mediante una tecla ubicada al lado del selector de la caja. Junto con el bloqueo electrónico, brindan una herramienta más cuando se necesita mayor capacidad de tracción en terrenos muy difíciles.
Más tarde, cuando parecía que el recorrido se hacía algo monótono con sus caminos angostos con huellas bien marcadas, apareció un nuevo terreno: la arena cercana a un lago. Otra oportunidad para probar el eficiente conjunto de motor, caja y tracción. La chata salió airosa.
Y llegamos a la orilla del lago, aunque previamente la pick up tuvo que sortear una zona con agresivas piedras salidas del agua. Una vez más, ni una queja por parte de la robusta estructura ni de los plásticos del renovado interior, que muestra una buena calidad general.
Y finalmente la mojamos. Para coronar el interesante recorrido por el campo del sur argentino, la marca preparó el paso por la orilla de un lago. El suelo de piedra sacudió a los pasajeros y el agua llegó a la zona alta del paragolpes, lo que aportó aún más espectacularidad a un evento que nos permitió disfrutar de las cualidades de la Amarok. Vale la pena probarla.
Las nuevas butacas sujetan bien y en la Highline cuentan con tapizado de cuero, regulaciones eléctricas y cojín extensible.
La versión Comfortline posee parrilla con sólo una barra cromada y ópticas convencionales.
Highline. Parrilla con ambas barras cromadas y ópticas con bixenón y LED.
Para comparar. La vieja y la nueva Amarok.
muy buen reporte – MUY BUENAS LAS FOTOGRAFIAS