La única opción de la gama ahora es producida en el Complejo Automotor de Alvear, de donde además sale el modelo. Mantiene los 153 caballos y 245 Nm de torque.

Luego de quince meses de presencia en el mercado local, el Chevrolet Cruze de segunda generación dejó de lado el motor importado para introducir el mismo propulsor fabricado en la planta de motores del Complejo Automotor de Alvear (Santa Fe).

El motor 1.4 no tiene novedades, ya que posee cuatro cilindros, 16 válvulas, inyección directa de combustible y turbocompresor, sistemas que colaboran para lograr 153 caballos de potencia a 5000 rpm y 245 Nm de torque a 2000 rpm.

Como siempre, el Cruze argentino utiliza dos opciones de caja de seis velocidades, una manual y una automática con sistema de convertidor de par y opción manual (desde el selector).

Por otro lado, el equipamiento de la denominada gama 2018 sumó el regulador de la altura de las luces delanteras para la versión LT y las luces intermitentes en los espejos exteriores para el nivel LTZ.

“El Chevrolet Cruze es la perfecta combinación entre diseño, seguridad y performance en un sólo vehículo que representa otro paso adelante de nuestro Complejo Automotor de Alvear. Superar las 50.000 unidades producidas del Cruze a poco más de un año de su lanzamiento es un hito para GM a nivel regional”, dijo Carlos Zarlenga, Presidente de GM Mercosur.

Más sobre el Chevrolet Cruze sedán y hatchback, ambos producidos en el Complejo Automotor de Santa Fe.

Por Gastón Vanini

Periodista especializado en industria automotriz.

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