Nos subimos a la versión con interesante personalización deportiva de la pick up nacional. Cambios en el diseño, más equipamiento y mecánica conocida.


Texto y fotos: Gastón Vanini.

En abril, Nissan lanzó en Argentina la renovación de la Frontier nacional producida en la Fábrica Santa Isabel de Córdoba. Con cambios en el diseño y el equipamiento, la pick up ofrece una gama con diez versiones (conocer más). Por primera vez incluye la versión Pro4X, una de las opciones “full” que además se destaca por su personalización con estilo deportivo.

Algunos de los cambios más significativos de la Frontier están en el sector frontal, que adoptó nuevas ópticas con luces luces LED con diseño atractivo y una flamante parrilla con mayor tamaño que, en la Pro-4X, es negra. Están acompañadas por el paragolpes renovado con apliques rojos de la versión.

En los laterales hay nuevas llantas de aleación de 17” exclusivas de la versión, neumáticos mixtos 255/65, estribos laterales, apliques plásticos en los guardabarros y barra exclusiva para la caja de carga, con 4,8 centímetros más de altura.

El sector trasero también tiene novedades interesantes: nuevo portón de caja con nombre del modelo y asistencia para el cierre, nuevas ópticas con luces LED, y novedoso paragolpes con el color de la carrocería y bienvenido escalón central.

También se destaca el nuevo color Gris Volcánico (exclusivo de la Pro4X) y los emblemas y logotipos con colores negro y rojo. La carrocería además puede contar con los tonos Azul Cosmos, Blanco Hielo, Gris Cuarzo, Gris Plata, Negro Perlado y Rojo Sólido.

Con sus cambios, la Frontier argentina es una de las pick ups más atractivas del mercado. Y la versión Pro-4X es especialmente atrayente por su acertada personalización; atrae miradas. 

En el interior mantuvo el panel de a bordo conocido, con diseño agradable y plásticos rígidos que, como otras piezas, es agradable a la vista y tiene buena calidad general para el segmento. La novedad es el volante multifunción con mayor encanto, comandos y buen tacto, junto con el cuero y las costuras rojas, dupla que se extiende a los nuevos e interesantes tapizados de la Pro-4X.

El tablero ofrece los clásicos instrumentos con agujas -bien legibles- junto con la pantalla central de 7” con colores, mucha información y buena calidad de imágenes al igual que la pantalla central táctil de 8”, que ofrece un funcionamiento rápido y -afortunadamente- está acompañada por comandos físicos. Lo mismo para el climatizador, práctico gracias a sus teclas grandes. Más abajo está el comando para seleccionar el modo de manejo, otra novedad de la camioneta.

La butaca es cómoda y tiene regulaciones eléctricas -incluyendo la altura y la lumbar; colabora para lograr una posición de manejo adecuada pese a la ausencia de la regulación de profundidad del volante (sólo con ajuste de altura).

En las plazas traseras, la Frontier brinda espacio suficiente para las piernas, lugar de sobra para la cabeza y un asiento cómodo con apoyabrazos central. También es para destacar las salidas de aire del climatizador

Otro punto a favor es la insonorización, que permite charlar o escuchar música sin interferencias durante la marcha en ruta.

La caja de carga ahora tiene un cobertor de plástico junto con un práctico divisor de carga (se coloca y quita fácilmente) para contener a los objetos más pequeños. Admás, hay ganchos de amarre reubicados y toma de 12V. Carece de lona. Las dimensiones incluyen 1,52 metros de largo, 1,56 de ancho, 50,2 cm de profundidad. Debajo de la caja está la rueda de auxilio, como las otras cuatro.

La capacidad de carga es de 1.019 kilogramos y la de remolque de 750 kg sin frenos y 3500 kg con frenos.

El equipamiento incluye control de velocidad crucero, levantavidrios eléctricos en las cuatro puertas (con un toque para el conductor), cierre centralizado a distancia y en movimiento, espejos rebatibles eléctricamente, climatizador automático con dos zonas, llave inteligente y botón de encendido y techo solar.

También tiene calefacción de butacas, sistema multimedia con comandos de voz y conexiones con Android Auto y Apple CarPlay y cuatro modos de conducción: Standard (normal), Sport (deportivo), Off Road (todoterreno) y Tow (remolque).

Todo el equipamiento, en la ficha de abajo.

La seguridad incluye airbags frontales, laterales y de cortina (6), control de estabilidad de tráiler, monitoreo de presión de neumáticos y eficientes luces LED principales y diurnas.

Se destaca el sistema de visión periférica de 360° con detección de objetos en movimiento, que utiliza las cámaras delantera, en los espejos y trasera para ver lo que se sucede alrededor del vehículo. También se puede activar para realizar maniobras a bajas velocidades, incluso hacia adelante; muy práctico.

Otra evolución: el nuevo y valorado paquete de asistencias a la conducción, que contiene alerta de colisión frontal, frenado inteligente de emergencia, alerta de abandono de carril, asistente de cambio de carril (con corrección de la trayectoria), luces altas automáticas, alerta y asistente de punto ciego, alerta de tránsito cruzado trasero y monitor de alerta del conductor.

La mecánica mantuvo el motor diésel con cuatro cilindros, 2,3 litros y doble turbocompresor que entrega 190 caballos de potencia y 450 Nm entre 1.500 y 2.500 rpm (la gama además posee el 2.3 turbo con 160 CV y 403 Nm). En la Pro-4X se une sólo con la caja automática con convertidor de par, siete marchas y modo manual (sin levas) y la tracción 4×4 con reductora y el nuevo bloqueo mecánico del diferencial trasero, exclusivo de la versión y combinado con el diferencial de deslizamiento limitado.

La suspensión conservó el esquema trasero novedoso para el segmento; tiene brazos independientes, resortes y eje rígido, combinados con los nuevos ajustes para los amortiguadores. La dirección es hidráulica y los frenos ahora también tienen discos para las ruedas traseras. También cuenta con refuerzos en el chasis y otras mejoras heredadas de la fallida Mercedes-Benz Clase X.

La pick up nacional mantuvo su sobresaliente equilibrio dinámico, que permite la utilización para el trabajo y el ocio. La suspensión trasera brinda un muy buen confort de marcha en la ciudad y los caminos desparejos, donde, además se luce el generoso despeje del suelo y la robustez del conjunto. En la ruta proporciona un manejo descansado y seguro a través de una buena conducta que transmite confianza en rectas y curvas; dobla bien apoyada y con inclinaciones lógicas para una pick up.

También es satisfactoria la conducción fuera del asfalto. En terrenos desparejos como los caminos de tierra se lucen los neumáticos mixtos, la notoria robustez del chasis y la tracción 4×4. Si la superficie lo requiere, posee recursos para la conducción todoterreno: reductora y bloqueo de diferencial trasero.

La dirección siempre me pareció demasiado pesada, pero ahora la noté algo más liviana y agradable, sensación bienvenida para las maniobras a bajas velocidades. Con los nuevos discos traseros, los frenos mostraron un funcionamiento lógico.

El motor se hace notar cuando enciende (a través del ventilador de refrigeración), tiene un buen funcionamiento y permite una conducción ágil acorde a sus cifras de potencia y torque.

La caja automática hace los cambios de forma rápida, pero a veces retiene demasiado las marchas, por ejemplo, la segunda y la tercera. Ese comportamiento puede variar con la dosificación del acelerador.

La Frontier Pro-4X acelera de 0 a 100 km/h en 11,6 segundos. Entre los consumos, necesita 11,2 l/100 km en ciudad, 7,2 l/100 km a 100 km/ y 10,1 l/100 km a 130 km/h, cifras acordes a sus características.

La Nissan Frontier Pro-4X es la versión más cara de la gama; cuesta 13.307.500pesos, (en el segmento hay versiones “full” más accesibles y otras más caras). La garantía es de 5 años o 150.000 kilómetros. En el otro extremo de la familia está la S manual 4×2, que cuesta $ 7.032.900.

Descargar acá.

Por Gastón Vanini

Periodista especializado en industria automotriz.

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