Durante el evento de lanzamiento, manejamos por primera vez la versión Easy Pack Top del hatchback urbano. Primeras sensaciones del auto más accesible de la marca en el país.
El original evento de lanzamiento del Fiat Mobi en Argentina incluyó una prueba de manejo del modelo por las calles de la Ciudad de Buenos Aires, ámbito ideal para comprobar sus aptitudes. Aquí las primeras impresiones.
La primera impresión que brinda el modelo estuvo a cargo de la estética exterior, la cual ofrece una imagen de simpatía y juventud, ya sea por la agresividad del frontal, por el remate de las puertas posteriores y por el original portón trasero construido íntegramente con cristal.
Lo mismo genera el diseño del interior, donde abundan las líneas curvas que le brindan un estilo alegre y atractivo, fuera de lo convencional. Con capacidad para cinco pasajeros, en las plazas traseras el espacio es muy justo, mientras que el baúl tiene sólo 235 litros y se conecta al habitáculo mediante el respaldo trasero rebatible 60/40 (de serie), lo que suma versatilidad.
La posición de manejo es alta pero correcta, en parte gracias a la posibilidad de regular la altura del volante. El asiento es “durito” y llama la atención por los apoyacabezas integrados. Los materiales son rígidos y con presentación convencional, mientras que el equipamiento no ofrece innovaciones, destacando el aire acondicionado y la computadora de a bordo de serie. Con el pack suma el cierre centralizado de puertas, la regulación de altura del asiento y los levantavidrios eléctricos delanteros, entre otros.
En cuanto a la seguridad, lo más destacado es el ABS con distribuidor de frenado, los anclajes Isofix (ahora obligatorios), el doble airbag frontal y las luces antiniebla.
Una vez en acción, el Mobi comienza a demostrar sus aptitudes urbanas, con la suspensión blanda como principal argumento. Dicha configuración le brinda buen confort de marcha en las castigadas calles de Buenos Aires. Seguramente, esto le jugará en contra en lo veloz, aunque no tuvimos oportunidad de probarlo en dicho ámbito.
Con asistencia hidráulica, la dirección podría ser algo más liviana, mientras que la pedalera se opera con suavidad.
El motor naftero Fire 1.0 con 70 caballos responde bien en el ámbito urbano. Es progresivo y se combina con una caja con cinco marchas que ofrece paso de cambios con recorridos algo largos e imprecisos.
Durante el acotado recorrido no tuvimos oportunidad de medir prestaciones ni consumos, así como evaluar la dinámica en ruta, tareas reservadas para la correspondiente prueba.
Muy lindo el chiquitin ,