Recorrimos más de 4.000 km con la pick up argentina, la más potente del segmento. Aceleraciones impresionantes, buen confort de marcha e impecable comportamiento dinámico, algunas de las cualidades de un producto ideal para viajar.
Texto y fotos: Gastón Vanini.
Las vacaciones suelen ser una buena oportunidad para probar en detalle un vehículo. Es lo que hicimos durante más de 4.000 kilómetros con la Volkswagen Amarok V6, fiel compañera de viaje por las provincias de Mendoza y San Juan.
La pick up mediana más potente del país es producida en el Centro Industrial Pacheco y está disponible con tres versiones: V6 Comfortline, V6 -la protagonista de esta historia- y V6 Extreme, ya evaluada por Auto en Acción (informe).
La imagen exterior de la Amarok V6 está configurada con una acertada presentación que incluye parrilla totalmente cromada y llantas de aleación de 19 pulgadas con “look” deportivo y combinadas con neumáticos Pirelli Scorpion Verde con medida 255/55, con buen funcionamiento en ruta y ripio, de donde salieron ilesas. Además, tiene estribos laterales y barra de caja cromados, a tono con el paragolpes trasero, lo que completa una interesante presentación que, junto con el hermoso color de carrocería Ravenna Blue (azul), exclusivo de las V6 (excepto la Comfortline), la pick up no pasa desapercibida.
En el interior, la versión intermedia con motor V6 incluye las excelentes butacas delanteras ErgoComfort, que son anatómicas y no cansan luego de muchas horas de manejo. Además, tienen generosos pétalos que le brindan una excelente sujeción lateral, como en un auto deportivo, junto con un agradable tapizado de cuero microperforado y regulaciones eléctricas, incluso lumbar. También poseen un extensor de cojín, ideal para los viajes largos. De esta forma, resultaron muy cómodas y prácticas a la hora de realizar algún movimiento. Forman parte de una muy buena posición de manejo gracias a las múltiples regulaciones. Fue la primera pick up en contar con volante con ajustes de altura y profundidad, en ambos casos generoso.
A eso se le suma la lograda insonorización respecto del viento (sólo se filtra un poco por la puerta del conductor cuando sopla con intensidad) y la rodadura, lo que permite mantener charlas sin levantar la voz.
También es para destacar la ubicación de todos los comandos (bien a mano), la calefacción de las butacas, el accionamiento global de puertas y vidrios y la agradable iluminación de color rojo, cuya intensidad se puede regular por medio de una ruedita ubicada a la izquierda del tablero, muy claro gracias al completo ordenador de a bordo y a los cuatro instrumentos de aguja: velocímetro, cuentavueltas, temperatura del líquido del motor y cantidad de combustible en el tanque.
Como siempre, las plazas traseras se lucen con su espacio para las piernas, en altura y, principalmente, con un generoso ancho que brinda comodidad a tres adultos.
Otra de las claves de esta Amarok es el motor diésel V6 3.0 TDI, que posee inyección directa de combustible Common Rail, turbocompresor de geometría variable e intercooler, conjunto con el que entrega 224 caballos de potencia y 550 Nm de torque entre 1.500 y 2.500 rpm. Además, cuenta con la función OverBoost, una sobrepresión de la alimentación que genera 20 CV más durante diez segundos, entre los 50 y 120 km/h y hasta los 140 km/h. Su funcionamiento es impecable en todo momento y ofrece prestaciones a las que no estábamos acostumbrados en una camioneta: acelera de 0 a 100 km/h en 8,5 segundos.
Alimentado con el gasoil más caro, el propulsor se combina con la excelente caja automática ZF con sistema de convertidor de par y ocho velocidades, que se destaca por la rapidez y la suavidad con la que hace los cambios. Cuando la presión sobre el acelerador es leve, prioriza el ahorro realizando los cambios a bajas revoluciones. En este sentido, la pick up puede variar hasta cuatro marchas en una cuadra, y casi sin darnos cuenta. A eso se le suma su impecable funcionamiento a la hora de hundir el acelerador para lograr la máxima respuesta: normalmente, baja hasta tres velocidades de forma muy veloz. Y con el modo Sport, estira los cambios para una conducción más deportiva, mientras que las levas en el volante permiten el manejo manual, aportando una cuota extra de diversión. En octava, cuando el vehículo circula a 130 km/h, la caja permite que el motor trabaje a apenas 2.300 rpm, lo que beneficia la insonorización y los consumos de combustible, contenidos teniendo en cuenta la potencia y el torque: a 100 km/h pueden variar entre 7,5 y 8,5 l/100 km. Aclaración: no es una caja secuencial: en la zona roja del cuentavueltas, cambia a la marcha superior de forma automática si no lo hace el conductor.
El conjunto mecánico principal lo completa la tracción integral permanente 4Motion, con reparto continuamente variable entre ambos ejes. Además, cuenta con dos bloqueos para el diferencial trasero: electrónico y mecánico, que se acciona con una tecla ubicada junto al selecto de la caja. Eficiencia y seguridad garantizadas en todo tipo de terrenos. Lo único que le falta a esta Amarok es la reductora.
Con esquemas convencionales (delantero McPherson y trasero con eje rígido y elásticos) y generosas trochas, las suspensiones de la Amarok siempre tuvieron una puesta a punto muy acertada. Y con la mayor potencia, no dejan de sorprender. Porque resuelven con gran aplomo los cambios de trayectoria que proponen los caminos de montaña, donde abundan las curvas cerradas, las contracurvas y los curvones rápidos, que en ciertos tramos se combinan con pronunciadas subidas y bajadas. Ofrece un comportamiento franco, previsible y ostenta mínimos balanceos de la carrocería. Es difícil encontrar el límite. Y si sucede, el control de estabilidad está alerta para corregir la trayectoria. En el rubro de la seguridad, también posee airbags frontales y laterales para cabeza y tórax (también debería tener de cortina, para cubrir las plazas traseras).
Y como si fuera poco, la pick up se luce en los caminos de tierra y ripio con impecable comportamiento tanto en línea recta como en curvas de todo tipo, con la característica robustez del modelo y el conocido confort de marcha, que se disfruta en todo momento, incluso en la ciudad. Uno de los pilares de la Amarok.
Otra exclusividad de la V6 –y de la Amarok en el segmento- es el sistema de frenos, que suma discos en las ruedas traseras (con los otros motores de la gama, tiene tambores), lo que brinda un plus a la hora de detener el vehículo, que ostenta más de dos toneladas de peso. En la exigencia de los caminos de montaña, el comportamiento fue muy bueno, con un funcionamiento que brindó seguridad en todo momento. Sin embargo, el pedal podría tener un tacto algo más directo, menos “esponjoso”.
La dirección es bastante directa y tiene una acertada asistencia hidráulica progresiva tanto para las maniobras a bajas velocidades (no cansa durante el estacionamiento) como en lo veloz, aunque no lo vendría mal un extra de dureza para la ruta.
Mención especial para la tecnología Off-Road, que se activa mediante una tecla ubicada junto al selector de la caja. Modifica el funcionamiento del ABS, la caja (ante la ausencia de reductora, retiene los cambios para no perder capacidad de tracción) y los controles electrónicos de tracción y estabilidad. ¿El objetivo? Mejorar el desempeño en baja adherencia, incluyendo detenciones más cortas. También activa el control de descenso, que en las bajadas de los caminos de ripio activaba los frenos automáticamente. Un sistema eficiente que sumó seguridad durante el viaje.
De esta forma, el conjunto explosivo de la Amarok V6 permite, por un lado, circular con total suavidad, sin tironeos ni brusquedades, a bajas velocidades durante un paseo con buen confort de marcha. Por otro lado, es una bestia de acelerar y «devorar» kilómetros, con un empuje tremendo en cualquier cambio y velocidad, y con un excelente comportamiento dinámico. Sólo hace falta pisar el acelerador para que a la “chata” le agarre un apuro descomunal que permite imponer ritmos “alegres” con mucha facilidad, incluso en caminos sinuosos como los de Mendoza.
Las mencionadas aptitudes no sólo sirven para disfrutar mucho el manejo (lo hice). También brindan seguridad, por ejemplo, para encarar caminos desconocidos o realizar sobrepasos de forma muy rápida: pasa de 80 a 120 km/h en apenas 6 segundos.
Por las características y sensaciones transmitidas, la Volkswagen Amarok V6 resulta una compañera ideal para recorrer nuestro hermoso país.
Los precios de la gama V6, que posee una garantía de 3 años o 100.000 kilómetros:
V6 Comfortline: $ 1.722.400
V6 (la unidad probada): $ 2.085.200
V6 Extreme: $ 2.199.400