Nos subimos a la versión LE AT 4×4, la más equipada de la gama. Cómo es la evolución en comparación con la mexicana. Pros y contras del primer modelo argentino de la marca japonesa.
Texto y fotos: Gastón Vanini.
En octubre de 2018, Nissan Argentina lanzaba en el mercado local la nueva Frontier fabricada en la planta cordobesa de Santa Isabel, su primer modelo nacional, para el que invirtió 600 millones de dólares que permitieron generar 1.000 empleos directos y 2.000 indirectos. Todo sobre el lanzamiento, acá.
A simple vista, la pick up mediana argentina es igual a la mexicana, de donde provenía anteriormente. Sin embargo, cuenta con muchas mejoras que pasarían desapercibidas sin una comparación directa. Hace un año, probamos la versión norteamericana (prueba).
Entre las novedades también está la evolución en el equipamiento de confort y seguridad. Ahora, el producto de Nissan puede competir mejor en el segmento de las pick ups medianas.
Por su parte, la gama está compuesta por nueve versiones, ya que a las conocidas XE y LE lanzadas a fines del año pasado, se sumaron recientemente las S y SE, la primera con el motor diésel 2.3 con un turbo y 160 CV (más información).
En esta oportunidad, evaluamos la versión LE AT 4×4, la más cara y equipada de la familia.
Así es la nueva Nissan Frontier nacional en versión LE evaluada por AeA. La más completa de la gama.
Estéticamente, la nueva Frontier nacional es similar a la mexicana, con un diseño que aún es muy moderno y tiene una fuerte personalidad de marca en el sector frontal, donde cuenta con parrilla cromada con forma de V, ópticas con luces diurnas y proyectores (ambos LED), paragolpes envolvente y detalles cromados.
En los laterales, la pick up sobresale por el acertado diseño “musculoso” para los guardabarros, la línea de cintura ascendente en las puertas traseras y la silueta general con volúmenes equilibrados, acompañada por las barras de techo longitudinales de color gris. Además, la LE tiene vistosas llantas de aleación bitono de 18 pulgadas combinadas con neumáticos Bridgestone Dueler H/T con medida 255/60.
En el sector trasero, la “chata” recurre a un estilo interesante. Tiene una marcada personalidad gracias al portón de caja con labio superior (casi como un spoiler integrado), la moldura central -que repite la forma de V- y la manija con la cámara de marcha atrás integrada. Por su parte, las ópticas -verticales- están integradas al diseño general, dominado por las molduras. Además, el paragolpes es cromado y tiene una zona de plástico negro para apoyar los pies y subir a la caja, algo que debería formar parte de un escalón -más bajo-, para mejorar el acceso a la zona de carga.
Con dimensiones promedio para el segmento, cuenta con 5,26 metros de longitud, 1,85 de ancho, 1,86 de altura (incluyendo las barras de techo) y 3,15 de distancia entre ejes.
En cuanto al off road, el despeje del suelo es de 23,4 centímetros y los ángulos frontal y trasero son de 30,6° y 27,7° respectivamente.
El diseño exterior aún es moderno y atractivo, con formas musculosas y volúmenes equilibrados.
Como el exterior, el habitáculo cuenta con el diseño conocido, con un estilo convencional pero agradable, y con materiales rígidos con buena calidad y combinados con acertados encastres, incluso durante la circulación por caminos en mal estado.
La Frontier nacional también conservó el tablero, más que adecuado gracias a los cuatro instrumentos de aguja bien claros y el display central a color de 5” con mucha información, incluyendo consumo instantáneo y promedio, autonomía y temperatura exterior.
Otra de las evoluciones del modelo está en la consola central, donde las versiones XE y LE (la evaluada) cuentan con una nueva y rápida pantalla táctil Full HD de 8 pulgadas para el flamante sistema multimedia, que es completo: tiene navegador satelital, Bluetooth, reconocimiento por voz y conectividad WIFI y mediante Android Auto y Apple Car Play. Además, tiene dos entradas USB (una en la consola y otra en el compartimiento central, debajo del apoyabrazos).
El modelo local además agregó el techo solar con accionamiento eléctrico, algo poco común en las pick ups medianas. Es exclusivo para el nivel LE con caja automática.
Entre las características del habitáculo también se encuentra el tapizado de cuero, microperforado de buena calidad, el volante con regulación sólo de altura y la butaca del conductor con ajustes eléctricos (podrían estar también para el acompañante), incluso el lumbar. De esta forma, logra una posición de manejo adecuada, pero que sería más exacta con la columna de dirección con el ajuste de profundidad. Desarrolladas con tecnología de la NASA, las butacas son cómodas y mantienen el cuerpo descansado después de muchos kilómetros.
Mención especial para el volante, que tiene cuero, comandos de audio y control de velocidad crucero y un diseño inferior que, a veces, permite que accionemos la bocina involuntariamente.
En las plazas traseras, la “chata” cuenta con buen espacio para las piernas y en altura en las plazas laterales, respaldo cómodo y rebatible y un cojín que ahora es algo más extenso y alto, lo que mejora el apoyo de las piernas. Por su parte, el lugar central está más limitado en espacio, pero ahora tiene apoyacabezas y cinturón inercial de tres puntas (dos faltantes de la mexicana). A eso se le suma las salidas de aire del climatizador, que son bienvenidas.
La insonorización fue mejorada respecto del modelo anterior, que tampoco tenía demasiados problemas. De esta forma, permite charlas entre pasajeros de ambas filas sin necesidad de elevar la voz, incluso en ruta a más de 120 km/h.
Si nos referimos a la caja de carga, cuenta con 1,51 metros de largo, 1,56 de ancho y 473 milímetros de profundidad. Además, tiene un protector de plástico (la mexicana contaba con una pintura) y toma de 12 voltios con tapa. Lamentablemente, perdió los ganchos con regulación longitudinal a través de rieles (tiene cuatro fijos en los extremos), presentes en la mexicana. Tampoco posee luz.
La Frontier nacional cuenta con un refuerzos en el chasis de largueros (ahora fabricado localmente), otra de sus mejoras. De desta forma, la LE AT 4×4 soporta hasta 1.039 kilogramos, una capacidad destacada por tratarse de una versión “full”. Son 139 kg extra en comparación con la mexicana.
Por otro lado, ostenta una capacidad de remolque de 750 kilos (tráiler sin frenos) y de 3.500 kg (con frenos), mientras que el peso en orden de marcha es de 2.076 kg (2.010 en la anterior).
Panel con diseño convencional, plásticos rígidos pero con buena calidad y tapizado de cuero microperforado.
El nivel LE incluye levantavidrios eléctricos en las cuatro puertas (la del conductor con sistema de un toque para bajar), acceso sin llave y encendido de motor con botón, apagado automático de luces, guantera con cerradura, calefacción de butacas delanteras, espejos con plegado eléctrico, el mencionado techo corredizo eléctrico y climatizador automático con dos zonas, salidas de aire traseras y buen funcionamiento (fue probado con mucho calor).
Los faltantes: levantavidrios con un toque en todas las ventanillas (e iluminación), encendido automático de limpiaparabrisas, espejo interior automático, luz de caja de carga, cierre automático de puertas en movimiento, volante con regulación de profundidad y butaca eléctrica para el acompañante.
Todo el equipamiento, en la ficha de abajo.
Los levantavidrios eléctricos tienen sistema de un toque sólo para el conductor (para bajar).
En este rubro están otras de las evoluciones de la pick up, cuya versión LE incorporó los airbags laterales delanteros y de cortina para ambas filas de asientos (la mexicana tenía sólo dos frontales), lo que completa un buen combo junto con los controles electrónicos de estabilidad y tracción y las asistencias de ascenso y descenso en pendiente.
También cuenta con anclajes Isofix (para sujetar correctamente las sillas infantiles), luces altas y bajas de LED con buen funcionamiento, sensores de estacionamiento traseros, luces antiniebla delanteras y auxilio con igual llanta y neumático.
La Frontier además sumó el interesante sistema Around View Monitor, compuesto por cuatro cámaras (en la parrilla frontal, los espejos y el portón trasero) que ofrecen una vista aérea virtual de los alrededores del vehículo. Único en el segmento, resulta ideal para realizar maniobras de forma segura en lugares con poco espacio y también para estacionar, ya que incluso muestra el cordón.
Sin embargo, carece de sensores de estacionamiento delanteros y luz antiniebla trasera.
Impecable funcionamiento del Around View Monitor, que permite ver todo lo que está alrededor del vehículo.
Como la mexicana, la Frontier cuenta con el motor diésel 2.3 Euro 5 de la alianza Renault-Nissan. Tiene cuatro cilindros, 16 válvulas, distribución mediante cadena (algo muy valorado para el mantenimiento), inyección directa Common Rail y doble turbocompresor. Entrega 190 caballos de potencia a 3.750 rpm y 450 Nm de torque entre 1.500 y 2.500 rpm. Además, tiene filtro de partículas (la limpieza se realiza manualmente con una tecla ubicada a la izquierda del tablero) y requiere gasoil grado 3, el más caro.
Bastante ruidoso cuando enciende, el propulsor se combina con la caja automática con convertidor de par y siete velocidades, que ofrece cambios de marchas suaves y rápidos e incluye una opción secuencial desde el selector: mantiene el cambio aún cuando la aguja del cuentavueltas se encuentra en la zona roja. El conductor decide cuándo cambiar la marcha. Además, si pisa el pedal a fondo, el sistema baja los cambios necesarios para lograr la mejor aceleración.
El conjunto motor-caja se destaca por ofrecer destacadas aceleraciones, lo que se traduce en una notable agilidad tanto en la ciudad como en la ruta, lo que permite viajar con buen ritmo y realizar sobrepasos seguros.
Las prestaciones están muy bien para una pick up: acelera de 0 a 100 km/h en 11,2 segundos y pasa de 80 a 120 km/h en 7,5 segundos, mientras que los consumos, normales, incluyen un gasto de 11,6 l/100 km en la ciudad y de 7,5 l/100 km en ruta a 100 km/h.
Notable funcionamiento del diésel biturbo gracias a la potencia y el torque. Agilidad asegurada.
La Frontier nacional también tiene un chasis de largueros reforzado y cambios en las suspensiones, que mantuvieron el esquema independiente tipo McPherson delantero y el eje rígido combinado con el sistema tipo “multilink” con cinco brazos y resortes, en lugar de los clásicos elásticos de las pick ups medianas.
La suspensión delantera cuenta con cambios que permiten corregir el defecto de la mexicana, que tiene un comportamiento brusco, por ejemplo, al pasar por un lomo. Para eso, cuenta con amortiguadores con nueva calibración de compresión y expansión, junto con cambios en la barra estabilizadora. La mejora es notable.
En el eje trasero, la, la suspensión tiene modificaciones en la puesta a punto para que la pick up no baje tanto la carrocería cuando está cargada completamente (lo que le pasa al producto norteamericano). También posee cambios en la barra estabilizadora trasera.
Con los cambios mencionados, la Frontier argentina se luce con un mejor confort de marcha en comparación con la mexicana, que ya se destacaba, aunque tenía el citado comportamiento brusco del tren delantero. De esta forma, ofrece un andar muy agradable en caminos desparejos, lomos, empedrados, cunetas (el buen despeje la hace inmune) e incluso cuando no podemos esquivar un pozo. De lo mejor del segmento.
En la ruta, la camioneta ofrece un buen comportamiento en línea recta, mientras que en las curvas ostenta una buena conducta, con reacciones previsibles e inclinaciones de carrocería lógicas por tratarse de una pick up, sin sensaciones desagradables.
Por su parte, la dirección mantuvo la asistencia hidráulica, es un poco pesada en maniobras a bajas velocidades y no se destaca por ser de las más rápidas.
Por el lado de los frenos, el sistema con discos delanteros y tambores traseros permite detener el vehículo de 100 km/h a cero en unos 42,6 metros, cifra lógica para el segmento.
En la conducción off road, la pick up saca a relucir el generoso despeje y la tracción con conexión del eje delantero y reductora (la convierte en un “tractor”), sistemas con los que se desenvuelve bien en la tierra y el barro. Sin embargo, está penalizada por los neumáticos y la ausencia del bloqueo mecánico del diferencial mecánico (tiene sólo uno electrónico), una pérdida respecto de la mexicana.
La Frontier LE AT 4×4 evaluada por AeA es comercializada con un precio de 1.707.400 pesos, un valor contenido teniendo en cuenta sus rivales directos: Chevrolet S10, Ford Ranger, Mitsubishi L200, Toyota Hilux y Volkswagen Amarok. Además, la versión S 4×2, la más accesible de la gama, cuesta 1.003.500 pesos, mientras que la garantía es de 3 años o 100.000 kilómetros (algo común en el segmento, en el que ya hay coberturas más extensas).
*Diseño exterior
*Evolución en confort y seguridad
*Motor/caja/prestaciones
*Mejoras en suspensión/equilibrio dinámico
*Capacidad de carga
*Precio comparativo
*Faltantes de confort (ver rubro)
*Faltantes de seguridad (ver rubro)
*Caja de carga sin ganchos regulables ni luz
*Ausencia de bloqueo mecánico de diferencial trasero
Descargar acá.
Aceleración 0 a 100 km/h: 11,2 segundos
Recuperación 80-120 km/h (D): 7,5 segundos
Frenada 100 km/h-0: 42,2 metros
Consumo urbano: 11,6 l/100 km
Consumo a 100 km/h: 7,5 l/100 km
Consumo a 130 km/h: 10,4 l/100 km
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