La nueva generación de la pick up brasileña ostenta una gran evolución que incluye carrocería con cuatro puertas y más equipamiento de seguridad. A prueba la versión «full» de la gama, con motor 1.3 de 99 caballos.
Texto y fotos: Gastón Vanini.
La nueva Fiat Strada (lanzamiento) sólo conserva del modelo anterior su nombre. Se trata de un modelo completamente nuevo que muestra una notable evolución por donde se la mire.
Reemplaza a un modelo que, pese a su antigüedad, continuaba siendo exitoso en Brasil, país en el que el nuevo producto se ganó rápidamente la aceptación del público (triplicó las ventas) y que nuevamente es el encargado de la producción.
Combina diversas características con el Mobi (como algunas piezas de la carrocería) con la plataforma exclusiva MPP, con un 10% más de rigidez torsional en comparación con la camioneta precedente. Además, su construcción incluye aceros estampados en caliente y de alta y ultra alta resistencia.
La gama para el mercado local está conformada por las versiones Endurance Cabina Plus o cabina doble, Freedom cabina doble y Volcano cabina doble, la que tuve oportunidad de evaluar.
El diseño exterior de la Strada me gustó desde el principio. Moderna y atractiva, incluye un sector frontal con el ADN de los nuevos Fiat, pero con identidad propia con sus ópticas delgadas con luces LED (diurnas y principales) que se fusionan con la parrilla con nuevo logotipo frontal y bandera de marca “Fiat Flag” con los colores de Italia.
La silueta lateral también atrae miradas gracias a la presencia de la nueva configuración con cabina doble y cuatro puertas (anteriormente tenía sólo tres puertas, incluyendo una trasera con apertura inversa del lado derecho), que se combina con la línea de cintura elevada en las puertas posteriores y la caja de carga cuya integración está bien lograda a través de la acentuada inclinación de los parantes traseros, como en la Toro.
La inspiración en su “hermana mayor” está bien acentuada en la zona trasera, donde posee ópticas con estilo similar y luces LED. Asimismo, la marca no repitió la solución del portón dividido, ya que optó por uno convencional que soporta 400 kilogramos e incluye un sistema de amortiguación que lo hace muy liviano. Por su parte, el nuevo paragolpes está bien resuelto con un escalón que se extiende por casi toda la pieza y permite subir a la caja sin complicaciones.
Más allá del diseño, la configuración exterior es, a mi gusto, ideal. No le sacaría ni le pondría nada. Incluye un gran despeje del suelo (19,1 centímetros), plásticos negros que recorren la zona baja y los guardabarros, vistosas llantas de aleación con dos colores y 15 pulgadas y barras de techo metálicas (permiten apoyar objetos sin temor a la rotura) que se extienden a la caja de carga.
Entre las dimensiones, cuenta con 4,48 metros de largo, 1,73 de ancho y generosos 2,74 de distancia entre ejes. Por su parte, los ángulos de entrada y salida son de 23,2° y 25,7° respectivamente.
El ambiente interior tiene un panel de a bordo con diseño con estilo agradable combinado con piezas compartidas con los Uno y el Mobi. La calidad general está bien para el segmento, con materiales rígidos que no se quejan (la unidad de pruebas tenía más de 10.000 kilómetros recorridos).
El tablero tiene buena iluminación y un gran velocímetro analógico en la zona central, acompañado por el práctico instrumento digital que forma parte de una pantalla que además ofrece una computadora de a bordo muy completa: incluye la temperatura de agua del motor y el aviso de baja presión en los neumáticos. En el sector izquierdo está el cuentavueltas (algo pequeño) y en el derecho el marcador del nivel de combustible.
El volante con base plana y cuero brinda buena comunicación con las manos con su aro grueso e incluye prácticos comandos integrados, por ejemplo, los de la computadora de a bordo. Regula sólo la altura, solución también presente en la butaca, que es cómoda y con excelente sujeción lateral. Con ambos en su posición más baja, logré una buena posición de manejo. Sólo extrañé un apoyabrazos. Además, me gustó el tapizado con cuero ecológico y tela.
En las plazas traseras, hay buen espacio para la cabeza y justo para las piernas, mientras que el quinto lugar está limitado por el ancho. Por su parte, el asiento es mullido, aunque tiene el respaldo demasiado vertical. Sin dudas, un gran avance en comparación con el modelo anterior, que tenía sólo dos plazas en la segunda fila de asientos.
Por su parte, la caja de carga posee un sobresaliente volumen 844 litros (la anterior tenía apenas 680 l) e incluye lona, cobertor plástico y luz. Muy interesante.
Se destaca la presencia de computadora de a bordo, levantavidrios eléctricos en las cuatro puertas (con un toque y apertura y cierre global), espejos eléctricos y con luz intermitente, cierre centralizado de puertas y en movimiento, apertura remota de tanque de combustible y del portón de caja, sistema multimedia con pantalla táctil de 7 pulgadas con buena resolución y respuesta, conexiones con teléfonos a través de Android Auto y Apple CarPlay, equipo de sonido Premium y puerto USB de carga rápida y para las plazas traseras.
Si pudiera pedir algo, sería sólo el control de velocidad crucero y el apoyabrazos para el conductor.
Este rubro es otra de las grandes evoluciones de la Strada, con un equipamiento de serie que incluye controles de estabilidad y de tracción y airbags frontales y laterales (cuatro en total) en todas las opciones con carrocería cabina doble, frenos con ABS, distribución electrónica (EBD) y sistema off road, asistencia de arranque en pendiente, alarma antirrobo perimétrica, luces antiniebla delanteras y monitoreo de presión de neumáticos.
La Volcano también tiene eficientes luces LED principales y diurnas y cámara y sensores de estacionamiento en la parte trasera. Muy bien.
La nueva Strada Volcano comparte el motor naftero Firefly 1.3 con los Argo y el Cronos nacional (las ortas versiones tienen el probado Fire 1.4). Tiene cuatro cilindros, sólo 8 válvulas y cadena de distribución, un punto a favor para el mantenimiento. Con 99 caballos de potencia a 6.000 rpm y 127 Nm de torque a 4.000 rpm, se asocia únicamente con la caja manual con cinco marchas, que ofrece un selector suave y cómodo, mientras que la tracción delantera posee un recurso extra: el nuevo control de tracción avanzado E-Locker (TC+), con bloqueo electrónico del diferencial.
En la versión “full” la dirección es eléctrica (en las 1.4 tiene asistencia hidráulica), mientras que la suspensión delantera es independiente y la trasera posee un esquema conocido: eje rígido con forma de omega junto con elásticos. Por su parte, los frenos poseen discos ventilados delanteros y tambores en las ruedas posteriores.
Pese a que la potencia y el torque son justos, el motor se las arregla para brindar un manejo ágil en la ciudad. Para eso también ayudan las relaciones cortas de la caja, que además permiten transitar avenidas en quinta marcha y doblar esquinas en tercera, lo que suma confort diario.
Me gustaría un motor algo más holgado para la ruta. Sin embargo, las cifras no están mal, con una aceleración de 0 a 100 km/h resuelta en sólo 12,4 segundos.
Cuando circula a 100 km/h, el motor trabaja a menos de 3.300 revoluciones (sería ideal la presencia de una sexta marcha para reducir esa cifra y el sonido) y tiene un consumo contenido, de 6 litros cada 100 kilómetros, al igual que en la utilización urbana, donde necesita 9,5 l/100 km. Los números obtenidos se llevan bien con el tanque, con 55 litros de capacidad.
También es para destacar el funcionamiento de las suspensiones en la ciudad, donde resuelve con comodidad el paso por lomos y cunetas y se luce con el generoso despeje que la hace inmune junto con el protector de cárter. La dirección, por su parte, sobresale por ser muy liviana a bajas velocidades (es un placer estacionar) y se endurece cuando trepa la aguja del velocímetro para ganar seguridad, mientras que el radio de giro podría ser algo más reducido. Además, me gustó el comportamiento en la ruta, donde la “chata” muestra una buena conducta en lo derecho y en las curvas, siempre con reacciones lógicas y una actuación que transmite seguridad.
Otro punto a favor: la robustez transmitida en suelos desparejos como empedrados y caminos de tierra, donde evidencia algunos rebotes (típicos de las pick ups) cuando el suelo es muy desparejo, aunque sin incomodar.
Entre los recursos de la pick up también figuran los neumáticos de uso mixto (no son los más silenciosos), que mejoran la adherencia fuera del asfalto. Además, el nuevo control electrónico de tracción con E-Locker (TC+), diferente que el efectivo sistema Locker (mecánico) del modelo precedente, funciona hasta los 65 km/h y, según la marca, sirve para mejorar la tracción en situaciones leves en superficies resbaladizas. Lo hace a través de la transferencia de un mayor torque a la rueda con más tracción. Con la misma tecla entra en acción el ABS Off-Road, con una puesta a punto que mejora el frenado en superficies como arena, tierra, ripio y nieve.
Por su parte, los frenos la detuvieron sin perder la línea y en distancias cortas: 38,4 metros de 100 km/h a cero.
Adecuada para el segmento, la capacidad de carga se ubica en los 650 kilogramos, igual que el modelo anterior (y la Duster Oroch de Renault).
La nueva Strada Volcano 1.3 cuesta 1.644.000 pesos, un valor atractivo que, sumado a la novedad del producto, genera grandes expectativas para el futuro. La gama además tiene las versiones Endurance 1.4 Cabina Plus (1.214.800), Endurance 1.4 CD (1.326.500) y Freedom 1.4 CD 1.470.300.
Los rivales más cercanos son la Volkswagen Saveiro, con sólo dos puertas y potencia de 101 o 110 CV, y la Renault Duster Oroch, algo más grande y con 115 o 143 CV.
Aceleración 0 a 100 km/h: 12,4 segundos
Frenada 100 km/h-0: 38,4 metros
Consumo urbano: 9,5 l/100 km
Consumo a 100 km/h: 6 l/100 km
Consumo a 130 km/h: 7,6 l/100 km
Totalmente nueva, la Strada se destaca por su logrado diseño exterior.
Incluye la inédita carrocería cabina doble. Bienvenida.
Caja de carga bien integrada al resto del «cuerpo» y ópticas con estilo de Toro.
Buen comportamiento en caminos de tierra. Transmite solidez.
El bonito sector frontal es otra de las claves del diseño de la Strada.
Lindas ópticas con luces LED para altas y bajas. Buen funcionamiento.
Nueva identidad. Logotipo y «Fiat Flag» (bandera de marca).
El diseño trasero también luce atractivo.
Diferente a la Toro. El portón tien apertura convencional e incluye amortiguación para que sea más liviano.
Barras de techo que se fusionan con las de la caja, que también posee lona y protección de plástico. Un combo atractivo.
La caja tiene un grande volumen, que creció hasta los 844 litros. La capacidad de carga es de 650 kilogramos, como la del modelo anterior.
Me gustó el diseño de las llantas de aluminio de 15 pulgadas. Acertada medida junto con los neumáticos mixtos 205/60.
Puesto de conducción con diseño agradable y materiales de buena calidad para el segmento.
Volante con excelente tacto, base plana y comandos integrados. Además, el nuevo logotipo de la marca.
Tablero con buen velocímetro analógico (y digital en el centro). El cuentavueltas podría ser más grande.
Agradable pantalla central con mucha información.
Incluye el control de baja de presión de neumáticos.
Y la temperatura de agua del motor.
La consola central aloja teclas para funciones como el TC+ y la luz de la caja de carga.
Sistema multimedia con pantalla táctil de 7 pulgadas. Es rápida y tiene buena resolución.
También permite ver los datos de la computadora de a bordo.
El climatizador es manual y ofrece un funcionamiento correcto.
Las entradas auxiliar y USB están iluminadas. Un buen detalle.
El selector de caja se destaca por su suavidad.
Prácticos. Los levantavidrios tienen sistema de un toque y apertura y cierre global.
Butacas cómodas y con buena sujeción lateral. La del conductor además tiene regulación de altura.
Plazas traseras con buen espacio para la cabeza y justo para las piernas.
Primer plano para el motor 1.3 con 99 CV. Tiene cadena de distribución.
Rueda de auxilio con llanta de acero y neumático con la misma medida.